DESCRIPCIÓN: Esporóforo en forma de tubérculo de 2-8 cm. El peridio es completamente negro, como el carbón, y está recubierto de verrugas poligonales muy duras, estriadas longitudinalmente. La gleba primero es blanca, más tarde rojiza, y en plena maduración es de color negro violáceo. Tiene un aspecto marmóreo, y está formada por circunvalaciones del himenio de color negro, envueltas por venas aeríferas de color blanco, que comunican con el exterior. Esporas de color pardo marronoso oscuro. Carne muy dura que, al madurar, desprende un olor muy fuerte y penetrante, variable según el estado de maduración, que recuerda el de los berberechos en conserva. Su sabor es dulce.

HÀBITAT: Hongo micorrizógeno que vive asociado a planifolios, sobre todo con encinas y robles, en suelos calcáreos y generalmente pedregosos. También se cultiva, asociado a avellanos y robles, previamente inoculados. Los espororóforos, que se hallan profundamente enterrados, de 10-50 cm, necesitan un año para crecer y madurar. Pueden encontrarse maduros a finales del otoño y a principios de invierno. Se halla presente desde la zona de baja montaña hasta la media montaña, en áreas de suelo calcáreo.

COMESTIBILIDAD: Es un excelente comestible, muy buscada y apreciada. Se utiliza para condimentar diferentes platos y carnes, i también embutidos, ya que es muy aromática. Un sólo pedazo es suficiente par dar sabor a un guiso. Los gastrónomos la han llamado el "diamante negro de la cocina"; alcanzando precios muy elevados, de decenas de miles de pesetas el kilo.

OBSERVACIONES: Los lugares donde vive este hongo suelen estar desnudos de vegetación, y, en catalán, popularmente se les llama "cremats" (quemados). Las truferas naturales generalmente están acotadas y son propiedad privada, dado el alto valor económico que tiene esta trufa en el mercado. Actualmente, pero, están en franca regresión, a causa del su envejecimiento y la búsqueda sistemática que hacen los jabalíes que abundan en nuestras comarcas.