KUNDA MALAILA(20 de agosto de 2016) |
Por: Miquel À. Pérez-De-Gregorio i Capella
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Panorámica del mercadillo popular que se monta con motivo de la ceremonia de la Kunda Malaila
El 20 de agosto, nuestro guía Hendryx, nos propuso cambiar una visita a un poblado, por la asistencia a una festividad, a una cerremonia, llamada Kunda Malaila. Nos explicó un poco de qué iba la cosa, y aceptamos la propuesta, sin saber muy bien de qué se trataba, la verdad. Salimos no tan pronto como los otros días de safari, para dirigirnos, en una hora más o menos desde el Track & Trail, hasta las cercanías de la población de Mambwe, con una población estimada de 72.000 habitantes, en el distrito del mismo nombre, en la provincia Este.Cada año se celebra en este área, una festividad o ceremonia del pueblo Kunda, una etnia de unas 200.000 personas, repartidas entre Zambia, Zimbawe y Mozambique, de origen bantú, y que hablan chikunda, una lengua bantú estrechamente vinculada al chichewa. En esta festividad anual, se rinde honor a los jefes del pasado, que decidieron emigrar desde el Congo, hacia el sur. La mayoría de los miembros de la etnia kunda viven cerca del río Mwazam'tanda.Cuando llegamos al lugar de la ceremonia, montados en nuestro 4 x 4 de safari, totalmente abierto, nos encontramos con centenares de personas que acudían al acto en todo tipo de transportes, muchos de ellos a pie, desde los más variopintos lugares. Algunos tardan varios días en realizar el trayecto. Aprovechando el evento y la afluencia de tanta gente, se monta un mercadillo en el que se vende de todo: ropa nueva o usada, comida, utensilios de lo más variado, etc., etc. Lo primero que advertimos fue la sopresa de la gente que allí había. Blancos en el Kunda Malaila !! La sorpresa era obvia. Éramos los únicos blancos en todo el tinglado que había allí montado. La gente, siempre amable y simpática, se acercaba a preguntarnos que cómo estábamos allí, mostrando su agradecimiento porque nos interesásemos por su cultura y tradiciones.
Diversas mujeres kunda sacando agua de un pozo. Al mediodía, el calor aprieta, y muchos de los participantes en la ceremonia vienen de muy lejos, muchos de ellos, a pie o en bicicleta, con mujeres, ancianos y niños
Tal fue el interés que despertamos, que la TV pública de Zambia entrevistó a nuestro hijo Miquel Àngel, el que tiene un mayor nivel de inglés de nuestro grupo, para que explicase a los zambianos nuestras impresiones sobre la ceremonia. Como muchos actos africanos, y éste no podía ser una excepción, los tiempos y los horarios no tienen nada que ver con los europeos. De hecho, tuvimos que esperar más de tres horas a que comenzase la cosa, aunque la espera tuvo su recompensa.Aparcamos nuestro vehículo de safari en una zona en donde aparcan las pocas personas que disponen de un vehículo: funcionarios del Gobierno, jefes de las diferentes tribus locales, otras autoridades y miembros de la prensa, los escoltas o policías personales, etc. En esa zona, y en distintas cabañas, se encontraban los diferentes jefes, preparándose y vistiéndose para la ceremonia, y, entre ellos, el jefe superior o rey, al que todos los anteriores rendirán honores en la fiesta. A parte de esto, también hay gente preparando comida para la fiesta, ofrendas, etc. Nosotros, al ver que la cosa iba para largo, nos fuimos de paseo por el mercadillo, hasta entrar en la explanada en donde, realmente, se celebra la ceremonia. Al empezar el paseo, siendo los únicos blancos, despertamos mucho la curiosidad de la gente, llegando a oír aquello de "the white man arrives", siempre en un tono simpático, como no podía ser de otra manera en una fiesta. Como en toda fiesta, había sus grupos de chicos y chicas ligando, sus borrachos, sus personajes estrambóticos, etc. Salvando las distancias, lo normal en una fiesta. Dentro de lo que es África, la verdad es que estaba todo ordenado y perfectamente preparado, salvo lo del horario, que ya se sabe que no existe...Tras el paseo, regresamos a la zona de los coches, con más sombra, y poco a poco fuimos acercándonos a la zona privada, donde está el Jefe y su séquito, y en el que, evidentemente, no puede entrar el público. Quizás por la sorpresa de vernos allí, tan interesados, acabaron permitiéndonos entrar con la prensa en el recinto, y pudimos ver de primera mano, cómo los gobernantes, autoridades, trajeados y con sus coches lujosos, se postraban rindiendo pleitesía al Jefe tribal. Al final, se nos permitió todo, salvo entrar en la choza en donde se le rinde honores por parte de las autoridades, pero donde pudimos hacer fotografías desde fuera (sin flash), como el resto de periodistas. Total, la experiencia fue increíble.Tras ello, se producen unos bailes acompañados de tambores y el Jefe, sentado en su silla y con su túnica, es subido a cuestas y llevado así, acompañado de los cánticos y el fervor de la gente, hasta el lugar de la ceremonia, en donde le espera la multitud. Una vez allí, se sienta en su trono (una sencilla silla de cámping), y se le dan unas ofrendas. En ese punto, se escuchó el himno nacional zambiano y se rezó una oración (recordemos que son cristianos), y nosotros, ya muy cansados y a la hora de máximo calor, decidimos marcharnos y regresar al lodge.Sin duda fue una experiencia auténtica e inolvidable, que tuvimos la suerte de vivir en directo. Van unas imágenes.
Mi hermana Carme con un simpático grupo de asistentes a la fiesta
Retrato de una de las mujeres que ayudaban en los preparativos de la ceremonia
Anna ayudando a sacar agua del pozo
Una de las curiosidades de la fiesta fue ver estas ristras de carne ahumada y que estaban secando y que desprendía un aroma nada apetitoso.....Se trata de carne de hipopótamo
Momento en el que la TV zambiana entrevista a mi hijo Miquel Àngel
Un grupo de mujeres realiza unas ofrendas, así como unos bailes y cánticos en honor del Jefe
El protagonista absoluto de la Kunda Malaila, llevado en volandas hasta el lugar de a ceremonia, flanqueado por otros jefes locales, familiares y autoridades
Una vez en el lugar de la ceremonia, el Jefe en su "trono", flanqueado por sus familiares (madre y esposa)
En esta crónica, además de este capítulo, podréis encontrar el siguiente contenido:
DE VIAJE POR EL VALLE DEL LUANGWA
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