UN VIAJE A EGIPTO
(del 28/3 al 4/4/2015)
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Imagen panorámica de la zona de las Pirámides, con Keops, Kefrén y Mikerinos (de derecha a izquiera), con la esfinge de Giza
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En febrero de 2002, viajamos por primera vez a Egipto. En esa época, mi hijo Oriol contaba con cinco años, y no vino. Desde que regresamos aquella vez, siempre habíamos tenido en mente volver algún día. Este año, el 1 de abril de 2015, se cumplían 25 años desde que Anna y yo decidimos casarnos, y qué mejor manera de celebrarlo que visitar Egipto los cuatro juntos. Así, trece años después, repetimos visita a este fantástico país, y no cabe duda de que en esta ocasión, lo disfrutamos más si cabe. Ha sido algo más de una semana muy intensa, sin descanso, agotadora, pero ampliamente satisfactoria, tanto por lo visto, como por lo vivido. Entre mis dos hijos y yo, nos trajimos cerca de 2.000 fotos. Evidentemente, en la crónica faltan muchas, no menos importantes, pero creo que las escogidas resumen bien cómo fue nuestro viaje. También quiero destacar que la crónica no pretende ser en ningún caso un compendio de historia y/o arqueología. Para eso ya están multitud de obras que podéis consultar. Tan sólo es un resumen de lo visitado, con unas breves explicaciones para que os situéis. Espero que os guste la crónica ! Antes de empezar la crónica como tal, contaros cuatro cosas sobre cómo lo hicimos. Si hace trece años aprovechamos una oferta, en esta ocasión, la idea era hacerlo todo, lo más completo posible, y con un plus de comodidad, al celebrar nuestras bodas de plata. Tras mirar un poco por Internet, nos decidimos por la empresa Karnak travels, empresa hispano-egipcia de la que sólo podemos hablar bien. La relación calidad/precio, perfecta, así como el servicio y la atención recibida, desde el barco escogido, pasando por los representantes y el guía, como por el contenido del viaje. Todo perfecto. Sin duda, si repetimos país o alguno de los destinos que trabaja esta agencia, no dudaremos en ir con ellos. Nuestra ruta era un clásico: cuatro noches de crucero y tres noches en el Cairo. Aquí podréis ver un mapa de las zonas visitadas:
Mención aparte se merece nuestro guía: Walid Yehia Mansour. Sin duda, el que te toque un buen guía, es una parte muy alta en el porcentaje de éxito de un viaje. En este caso, creo sinceramente que, tanto él como nosotros, nos lo pasamos pipa. Cierto que para él es un trabajo, pero creo poder afirmar que para Walid no fue un grupo más, sino que hubo algo de especial. Sin duda, su simpatía y paciencia con nosotros, se vio recompensada con un grupo que, sin conocernos de nada previamente, funcionamos de maravilla. Cada uno es como es, de eso no hay duda, pero la verdad es que nuestro grupo en este viaje, fue también de lo mejor. Yala, yala !!
Nuestro guía Walid en el templo de Filé
Sábado 28 de marzo de 2015 Salimos de Girona a mediodía en dirección al aeropuerto del Prat. Como siempre, utilizamos los servicios de la empresa aparca & go, la mejor solución para los que tenemos que desplazarnos en coche hasta el aeropuerto. Volamos con Egyptair, a Luxor con escala en el Cairo. Todo correcto. Tras los trámites de entrada y recogida de equipajes, nos reciben los representantes de Karnak Travel y nos llevan a nuestro barco de "super lujo", el Concerto, que será nuestra casa flotante los próximos días. Como ya es muy tarde (llegamos pasada la medianoche), nos esperan unos bocatas y fruta en nuestro precioso camarote. Sin más trámites, a dormir, que a la mañana siguiente tocaba el primer madrugón y paliza del viaje !
Imagen de nuestro avión
El camarote y su cuarto de baño, todo de primera
Una imagen exterior de nuestra motonave
Detalle de la recepción de la motonave Concerto
Domingo 29 de marzo de 2015 Tras
desayunar en el barco, a primera hora, nos esperaba nuestro guía para llevarnos en autobús a nuestro primer destino en la ciudad de Luxor, la antigua Tebas: el complejo de templos de Karnak. Patrimonio de la Humanidad desde 1979, es el conjunto de templos más grande de Egipto. Ya veis que el viaje lo empezamos a lo grande. Primera hora, buena temperatura y poca gente. La avenida de los carneros (esfinges), la sala hipóstila, los obeliscos, las enormes estatuas, los bajorelieves, el lago sagrado..... Todo el complejo es una auténtica maravilla. Durante siglos, este recinto dedicado principalmente al Dios Amon, fue el centro religioso más importante de Egipto. Construido desde el s. XVI a. C., intervinieron en su edificación hasta trece faraones. Anna posando en la avenida de las esfinges, a la entrada del complejo de templos de Karnak
Un rincón de la impresionante sala hipóstila
El escarabajo de Karnak. La leyenda cuenta que si das tres vueltas alrededor de la estatua y pides un deseo, se cumple.
Un gorrión común (Passer domesticus), en las ruinas de Karnak
La impresionante estatua de Pinedyem I, en el primer patio del templo de Amón-Ra
Un detalle de los increíbles bajorelieves del complejo de templos de Karnak
Sin duda, las majestuosas columnas de la sala hipóstila, son el rasgo más característico de este recinto histórico
En el complejo de Karnak, se ven varias especies de aves, entre ellas, este avión roquero africano (Ptyonoprogne fuligula)
Tras la visita, vuelta al autobús para visitar el templo de Luxor, situado al sur del complejo de Karnak, y junto al río Nilo. Construído durante las dinastías XVIII y XIX, se dedicó igualmente al Dios Amon, y estaba unido al de Karnak por la avenida de los carneros o las esfinges. El lugar ha sido durantes siglos un importante centro religioso. Tan es así, que cuando los conquistadores romanos se convirtieron al cristianismo, erigieron allí varias iglesias, y más tarde, los musulmanes, construyeron allí una mezquita. En 1.830, uno de los dos obeliscos de Luxor partió hacia Francia, y en la actualidad puede verse en la Place de la Concorde, en París.
Imagen general de la entrada del templo, con el obelisco como protagonista
Detalle de las columnas de la sala hipóstila de Amenhotep III
Frescos de la época romana, cuando parte del templo se convirtió en basílica
Estatuas sedentes de Ramsés II
Mezquita de Abu el-Hagag, erigida sobre los muros del templo de Luxor (fotografía en HDR)
El río Nilo alberga una importante avifauna, como esta garceta costera occidental (Egretta gularis)
Nos dirijimos al embarcadero para cruzar a la otra ribera del Nilo, para visitar el Valle de los Reyes
Tras la visita a Luxor, tocaba cruzar el Nilo para visitar en pleno desierto el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas, lugares míticos en donde enterraron a numerosos faraones, a sus esposas, así como a otros mandatarios, cargos públicos, etc., del Imperio Nuevo (dinastías XVIII a XX). Esta necrópolis se halla en la ribera oeste del Nilo. Hablamos de más de 65 tumbas reales, algunas de las cuales ya fueron saqueadas en la antigüedad. Hablar de las tumbas de los faraones es hablar de saqueo y vandalismo. Griegos, romanos, cristianos..., todos ellos dejaron su "sello" al paso de los tiempos. Con la conquista musulmana, el valle quedó algo "olvidado", y no fue hasta la llegada de Napoleón, cuando volvió a la palestra. Más tarde llegaron otros europeos, historiadores, arqueólogos y aventureros, pero fue sin duda un hallazgo excepcional, el que puso en primera línea mundial este valle: el hallazgo de la tumba intacta del faraón niño Tutankamón. Su excepcional tesoro, que dio lugar a una auténtica fiebre de egiptomanía que aún perdura hoy en día, fue sin duda el hallazgo arqueológico más importante del s. XX, y quien sabe si de la Historia. Curiosamente, un faraón que no hizo nada de especial, ha pasado a ser el más famoso de todos. Hoy en día, el Valle de los Reyes requiere una visita obligada. La calidad de sus pinturas murales, de sus grabados y relieves, es excepcional. Por suerte, aunque pueda parecernos frustrante, no se permite realizar fotografias en el interior de las tumbas. No todas pueden visitarse, pero las más bellas, son la de Sethy I y la de Horemheb, así como la de Thutmose III.
Detalle de la zona del Valle de los Reyes, que no parece que albergue las maravillas que en él se ocultan
Interior de la tumba de Ramsés VI (fuente: Internet)
Tras la visita al valle de los Reyes, hicimos una parada en una tienda estatal de alabastro, y después, tocaba pasar al de la Reinas, con la visita al templo funerario de Hatshepsut. Construído en honor a Amón-Ra, se halla parcialmente excavado en la roca calcárea que lo rodea. Construído en tres terrazas, fue restaurado a principios del s. XX, de manera no del todo ortodoxa. Las esculturas y relieves del templo de Hatshepsut relatan la historia del nacimiento divino de la reina-faraón Hatshepsut. En la historia del antiguo Egipto, hubo pocas reina-faraón, pero fue ésta la más famosa. Gobernó de manera eficaz durante 22 años, auto-proclamándose la hija primogénita del mismísimo Dios Amón. El complejo se halla en buen estado de conservación, a pesar de que el sucesor de la reina, su hijastro Tuthmosis III, que a la postre fue uno de los faraones más importantes, ordenó destruir sus imágenes y su memoria.
. El grupo enfilando el camino hacia el templo, en su enclave espectacular
Anna y Oriol posando en la rampa hacia la tercera terraza, con las estatuas de Osiris
Detalle de uno de los preciosos frescos, en donde el faraón Tuthmosis III hace una ofrenda al Dios Sokar
Antes de regresar al barco, faltaba una parada para observar los llamados colosos de Memnón. Son dos estatuas gemelas del faraón Amenhotep III, en posición sedente y con las manos reposando en sus rodillas. Su mirada se dirige hacia el este, en dirección al rio Nilo y el sol naciente.
Tras la agotadora e intensa jornada, tocaba regresar al barco para comer, y nos esperaba la única tarde "tranquila" del viaje. Sin duda alguna, el pausado avance de la motonave a través de las tranquilas aguas del Nilo, permiten divisar un paisaje de ensueño, en donde se alternan los campos de cultivo, las zonas húmedas, repletas de aves, los pueblos y aldeas que parecen ancladas en el tiempo, y siempre con los contrastes del azul del río, el verde de los campos, y el ocre del desierto.
Vista desde nuestro camarote
Una de las aves que nos acompañarán en nuestra singladura, es este martín pescador pío africano (Ceryle rudis)
Una faluca, embarcación tradicional a vela.
Los tres colores del Nilo, azul, verde y ocre, nos acompañan todo el tiempo
Un visitante en la cubierta del Concerto: un cuervo encapuchado (Corvus corone cornix)
Una de las fantásticas puestas de Sol en el Nilo
Lunes 30 de marzo de 2015 Tras el merecido descanso, ya habíamos llegado a la localidad de Edfu, en donde atracamos. Tocaba un buen desayuno en el barco, para desembarcar después y montarnos en unas calesas, que nos llevarían a través del pueblo al magnífico templo de Edfu. Situado en la ribera occidental del Nilo, es el segundo más grande después del de Karnak, y uno de los más bellos y mejor conservados. Dedicado al Dios halcón, Horus, fue construído en el período helenístico, sobre el año 237 a. C. En el s. IV d. C., bajo el imperio romano cristiano, al prohibirse el culto pagano, fue semi destruído, quedando olvidado y semienterrado por la arena del desierto y el lodo del río. En 1860 empezó su restauración, siendo hoy en día un lugar de parada obligada para todos aquellos que quieran conocer la historia del Antiguo Egipto.
Preparados en nuestra calesa para visitar el templo de Edfu
Vista general del templo
Oriol posando junto a una de las estatuas del Dios Horus
La sala del barco sagrado
Detalle de la pilona derecha del templo de Edfu
Tras la visita, regreso al barco y enfilamos camino hacia otra parada esencial: el templo de Kom Ombo. Se halla en el lado oriental del Nilo, en un promontorio. El templo de Kom Ombo, conocido también como templo de Sobek y Haroeris, fue excavado en 1893, y es de la époco Ptolomeica. Es un edificio inusual, completamente simétrico, con dos entradas, dos salas hipóstilas y dos santuarios. Esto se debe a que está dedicado a dos dioses: el lado izquierdo al dios halcón Haroeris (Horus el viejo o el grande) y el lado derecho a Sobek, divinidad local con cabeza de cocodrilo. Algunas de las trescientas momias de cocodrilos descubiertas en la zona están expuestas en el denominado Museo del Cocodrilo. Una de las cosas más interesantes de este complejo arqueológico es lo relacionado con el personaje de Imhotep, que ha dado lugar a relatos y leyendas. Así, en el exterior del templo, detrás del santuario, hay unos relieves muy interesantes sobre el arte de la medicina. El protagonista es Imhotep, médico, arquitecto y sabio que llegó a convertirse en Dios. Aquí está representado realizando una operación con todos los utensilios quirúrgicos necesarios: pinzas, gasas, ungüentos... También se puede ver a una parturienta en una silla de parto y diversos jeroglíficos que detallan las fórmulas de algunas medicinas. Sin duda alguna una de las visitas más interesantes del viaje, que además, hicimos por la tarde, hasta la puesta del Sol.
La familia al completo junto al templo de Kom Ombo
Detalle de los bajorelieves de los muros de la medicina
Las columnas de la sala hipóstila, ricamente decoradas
La belleza de los relieves de Kom Ombo es sencillamente espectacular
Anna divisando la puesta de Sol desde las paredes del templo
Un aspecto de la sala de momias de cocodrilo del museo adjunto al templo de Kom Ombo
Un grupo de ibis o moritos (Plegadis falcinellus) sobrevuela nuestro barco al anochecer
Regreso al barco y cena típica con fiesta de disfraces. Los más cautos, decidimos irnos a dormir pronto, porque al día siguiente, nos esperaba otra jornada maratoniana, repleta de aventuras y visitas. Así, tras zarpar de Kom Ombo, nuestra motonave se dirige a Assuan o Asuán, ciudad de 300.000 habitantes y que representaba la frontera sur del Imperio en el Antiguo Egipto. Asuán fue también cantera de sienita, la piedra con la que se construyeron la gran mayoría de edificaciones y esculturas del Antiguo Egipto. Se hallaba situada a la altura de la primera catarata del Nilo. El río se desbordaba anualmente, cuando las aguas procedentes de Uganda y Sudán fluían hacia el bajo Nilo en verano. Desde la antigüedad, estas crecidas fueron las que convirtieron las tierras próximas al río en una fértil vega, ideal para la agricultura, al dejar un sedimento de nutrientes y minerales en el suelo. Sin embargo, la impredecible alternancia del nivel de las crecidas conllevaba la pérdida de cosechas enteras por anegamiento o sequía y la consiguiente hambruna en la población, por lo que se consideró necesaria la construcción de una presa que regulara el nivel de las inundaciones para proteger las tierras de labor y los campos de algodón. La construcción de la presa vieja y de la nueva, modificó para siempre la vida y la economía de la región, y de todo Egipto. Asuán, por si misma, ya vale la pena de visitar, por sus monumentos, vida cotidiana, proximidad del pueblo nubio, pero también, y sin duda alguna, como punto de partida para visitar uno de los complejos arqueológicos más espectaculares de Egipto: Abu Simbel.
Martes 31 de marzo de 2015 Este último día del mes de marzo iba a ser sin duda intenso. Sobre las tres de la madrugada, abandonaríamos nuestra motonave y nos subíamos a un autobús para incorporarnos a la caravana de autobuses en dirección a Abu Simbel. Tres horas de viaje atravesando el Sahara, viendo amanecer en el desierto, y que, a pesar de las incomodidades del madrugón y el viaje, valen la pena. Llegamos a Abu Simbel, muy temprano, y nos recibiría el lago Nasser. Este lago artificial, producto de la construcción de la presa de Asuán, fue ideado por el presidente Nasser, y provocó que la totalidad de la comunidad nubia de Egipto, tuviera que ser despalazada al desaparecer sus pueblos bajo las aguas. Ello también afectó al templo de Abu Simbel, que en 1968, tuvo que ser trasladado a su ubicación actual, para evitar ser anhegado bajo las aguas del lago. Los templos fueron excavados en la roca durante el reinado del faraón Ramsés II en el s. XIII a. C., como un monumento dedicado a dicho faraón y a su esposa Nefertari, para conmemorar su victoria en la batalla de Qadesh y mostrar su poder a sus vecinos nubios. El complejo está compuesto por dos templos. El mayor de ellos está dedicado a Ra, Ptah y Amón, las tres deidades estatales del Antiguo Egipto, y alberga cuatro estatuas colosales de Ramsés II esculpidas en la roca de la fachada. El templo menor está dedicado a la diosa Hathor, personificada por Nefertari, la esposa favorita de Ramsés..
La impresionante fachada del templo principal de Abu Simbel, con las colosales estatuas de Ramsés II
Detalle de uno de los grabados del interior del templo principal de Abu Simbel, excavado en la roca
Entre los templos de Abu Simbel, con la cercanía del lago Nasser, se ven volar muchas golondrinas como esta (Cecropsis daurica)
El muro de los esclavos africanos, en la entrada del templo principal o de Ramsés II
Vista general de la fachada del templo de Nefertari
Un aspecto del desierto del Sahara, en la ruta entre Asuán y Abu Simbel
Tras la visita, vuelta al autobús y regreso al barco para comer, sin mucho tiempo de descanso, ya que nos esperaba un paseo en faluca por el Nilo. Después saltamos a otra embarcación (de motor), para hacer un pequeño safari en barca por la zona de las antiguas cataratas, en donde observamos bastante avifauna. Más tarde, llegamos a una "playa", en donde los más atrevidos, nos dimos un refrescante baño en el Nilo. Por cierto, lo de refrescante es un decir, porque el agua estaba helada !! Tras el relax, aventura. Visita a un poblado nubio, al que nos deplazamos en dromedario, para perjuicio de nuestros riñones. ¿Turistada? Quizás sí, pero nos reímos de lo lindo. Después del periplo, visita del poblado nubio, con degustación de té con menta, karkadé (infusión de hibisco), y otros aperitivos, y también, los que quisieron, se hicieron un tatuaje de jena. Esta parte de la tarde fue más tranquila, pero engañosa.... Vuelta al barco ya de noche. Cena, asistencia a un espectáculo de belly dance en el propio barco, y sobre las 10 de la noche, visita nocturna a Asuán en calesa, donde tomamos jugo de caña, compramos especias y fumamos shisha, viendo la activa vida cotidiana de la ciudad de Asuán. Sorprende la cantidad de actividad que hay por la noche !
Unas falucas de paseo por el Nilo, en Asuán
Al fondo, el mausoleo del Aga Khan
El hotel Old Cataratas, donde Agatha Christie escribió su obra "Muerte en el Nilo"
Una de las aves que pueden verse en esta zona: un calamón egipcio (Porphyrio porphyrio madagascariensis)
Una pagaza piconegra (Gelochelidon nilotica), una de las aves emblemáticas del Nilo.
El baño en el río Nilo
Emulando a Lawrence de Arabia.........
Oriol con una cría de cocodrilo del Nilo, en el poblado nubio
Miquel jr. tatuándose con jena en el brazo un ojo de Horus
Vista general del poblado nubio de Naj' Suhayl Gharb (fotografía HDR)
Aparador multicolor de especias de la tienda Aswan spices, en Asuán
Miquel jr. dándole a la shisha
Miércoles 1 de abril de 2015 Este día Anna y yo cumplíamos nuestras bodas de plata. Las últimas horas en Asuán, las dedicamos a visitar el precioso templo de Philae, conocido también como de Filé. Tomó el nombre de la isla en donde estaba ubicado, que fue anhegada por la construcción de la presa de Asuán, y por ello trasladado piedra a piedra a la isla Agilkia. Del período ptolemaico y romano, fue erigido en honor de la diosa Isis. En Filé se halla la que se considera última inscripción jeroglífica, realizada en el año 394 d. C. En la isla de Filé existe una clara gradación en los templos. El principal es el de Isis, que ocupa la posición axial principal, estando los otros templos (Arensnufis, Imhotep, etc.), subordinados al de la diosa, ubicándose de forma transversal a dicho eje.
La belleza del templo de Filé se ve realzada por su ubicación en una isla
Una de las aves más presentes en los templos de Egipto es la tórtola del Senegal (Streptopelia senegalensis)
Vista general del templo de Filé
Uno de los músicos del templo de Trajano
La collalba tuareg (Oenanthe leucopyga), es otra de las aves que pueden verse en las ruínas.
Tras la visita, fuimos a un centro de perfumes y esencias, en donde aparte de comprar algunas cosas, nos dieron un relajante masaje. De ahí, regreso al barco, recogida del equipaje, y traslado al aeropuerto de Asuán, para tomar un vuelo con destino al Cairo. Empezaba la seguna etapa de nuestro viaje. Como en la anterior ocasión, en el año 2002, nos alojamos en la zona centro, junto al Nilo, esta vez decidimos alojarnos junto a las pirámides, en el histórico, emblemático y lujoso hotel Mena House, de la prestigiosda cadena Oberoi, en Guiza. El Cairo es la capital de Egipto. Contando con su área metropolitana, su población se acerca a los 18 millones de habitantes, y es por tanto la ciudad más importante del continente africano. Ruidosa, caótica y contaminada, el Cairo cuenta sin embargo con multitud de cosas por ver y visitar. Sin olvidar la zona de las pirámides de Guiza y el Museo Egipcio, no pueden dejar de visitarse su barrio copto, y el Cairo islámico, donde se encuentran la Ciudadela, Jan el Jalili y la mayoría de las antiguas mezquitas, así como la llamada ciudad de los muertos.
Nuestra habitación en el hotel Mena House
Vista desde la zona del desayuno en el Mena House: espectacular !
Una abubilla (Upupa epops major), en los jardines del hotel
Jueves 2 de abril de 2015 El jueves dos de abril nos esperaba otra jornada intensa. En esta ocasión, al estar tan cerca de las pirámides, pudimos dormir un poco más y disfrutar del hotel. Tocaba la visita de las pirámides de Guiza, y la famosa esfinge. Si hay alguna imagen que por si sola representa a Egipto, es la de sus pirámides. La Gran Pirámide de Guiza, construida por Keops, es una de las siete maravillas del Mundo Antiguo, además de ser la única que aún perdura. La fama se la llevan las tres pirámides principales, conocidas como de Keops, Kefrén y Micerino, aunque en la zona hay muchas otras de menor tamaño e importancia. Se trata de pirámides de caras lisas, de la Dinastía IV, y cifradas en 2.500 años a. C. Su cercanía a la gran urbe del Cairo, hace que su visita sea parada obligada para todo aquél que, aunque sea de paso, recale en la capital cairota. Aparte de la visita a todo el recinto, entramos en la pirámide de Kefrén, mucho mejor conservada que la de Keops. Su visita siempre es un poco una aventura, aunque no apta para claustrofóbicos ! Mención aparte merece la Gran Esfinge. Tallada en un saliente de roca caliza, mide 57 m de largo por 20 de alto, y se supone que pertenecía al complejo funerario del faraón Kefrén, a quien representaría. Se estima que su construcción se remonta al s. XXVI a. C. Junto a ella hay un templo para su culto, construído durante el Imperio Antiguo, y otro más al norte, frente a la esfinge, construído en el Imperio Nuevo. Hoy en día se sabe que la teoría de que la destrucción de su nariz fue a cargo de un cañonazo de un soldado de Napoleón, es falsa. .Anna en la base de la gran pirámide o de Keops
Haciendo el "turista" con la pirámide de Kefrén al fondo
La fantástica pirámide de Kefrén
La pirámide de Micerino
Vista general del conjunto, con la esfinge en el centro
La impresionante esfinge de Guiza, con la pirámide de Keops detrás
Sin perder tiempo, regresamos al autobús y nos dirijimos a una tienda estatal de papiros, para después continuar camino hacia Menfis y Saqqara. Saqqara es el emplazamiento de la necrópolis principal de la ciudad de Menfis, en la ribera occidental del Nilo, situada a unos treinta kilómetros del Cairo y a 17 de la ciudad de Guiza. Estuvo en uso desde la 1a. dinastía (3050 a. C.) hasta la época cristiana (540 a. C.). Menfis fue la capital del Antiguo Egipto. Hoy en día se conservan algunas esculturas y estatuas de gran valor, en un parque al aire libre. Saqqara es famosa por su pirámide escalonada y sus mastabas de adobe. Imhotep (el primer arquitecto conocido del mundo) diseñó para su faraón Zoser, de la dinastía III, una tumba con un diseño revolucionario, la pirámide escalonada, la primera de grandes dimensiones erigida en Egipto. También se encuentran muchas mastabas de miembros de la élite del Imperio Antiguo, que solían disponerse próximas a las pirámides de sus soberanos, desde Zoser hasta Pepi II. Al complejo funerario se accede por una puerta que da paso a un pasaje de columnas de gran belleza. Tras la visita, nos disponemos a comer cerca de Menfis, de regreso para el Cairo, ya que nos esperaba una visita al Cairo de noche, en un non stop ya habitual en este viaje....
Walid (planta de papiro en mano) junto a la representante de la tienda de papiros
El impresionante coloso de Ramsés II en Menfis
Estatua de Ramsés II, también en Menfis
La famosa pirámida escalonada o de Zoser
Aspecto del pasaje de las columnas de Saqqara
A la entrada del restaurante, una mujer hacía el pan en un horno tradicional
Tras la comida, las chicas del grupo se mezclaron con un grupo escolar de niñas egipcias y se lo pasaron en grande
Una madre y su hija captadas magistralmente por la cámara de Oriol
Tras la comida, ya anocheciendo, enfilamos camino hacia el Cairo. No hay que decir que, en una ciudad como el Cairo, con tanta gente viviendo en ella, el tráfico es más que caótico, y todas las salidas y entradas a la ciudad conllevan siempre un grado alto de paciencia. Mientras tanto, los ojos van asimilando todo aquello que van observando a uno y otro lado de las ventanillas del autobús. Ya de noche, aparcamos nuestro autobús un momento en la avenida Al Banhawi, y empezamos a andar a la derecha de la muralla, hasta entrar por la puerta de Bab Al Foutch, en donde empezó una ruta por el Cairo histórico, "auténtico", sin turistas (salvo nosotros), con lugares bellísimos donde la vida sencilla y cotidiana de los cairotas discurre tranquilamente. Siempre agradeceré a Walid, nuestro guía, que nos mostrase esa parte de su Cairo. La primera parada fue en la Mezquita Al-Hakim. Su belleza radica en su sencillez. En su interior, se respiraba una paz absoluta, tan sólo quebrada por nuestro grupo de "intrusos". Continuamos paseando por la calle Al- Muizz, una de las más antiguas de la capital egipcia. En esa calle de aproximadamente 1 Km de largo, se encuentra la mayor concentración de tesoros arquitectónicos medievales del mundo islámico. Por tanto, no hace falta decir que si visitáis el Cairo, no podéis perderos esa joya. En esta calle, junto a mercados antiguos, podréis admirar la mezquita de Aqmar (una de las pocas mezquitas fatimíes que quedan), el complejo de Qalawun y varias mansiones y palacios medievales bien conservados. Una auténtica maravilla. Tras el sosegado paseo, llegamos a la zona del Jan el-Jalili, el antiguo bazar del Cairo, y aquí la tranquilidad y la ausencia de turistas, desaparecen como si hubiésemos traspasado una puerta "mágica", y aparece ante nosotros todo un sinfin de callejuelas repletas de puestos que venden todo lo que uno pueda imaginarse en un zoco, aunque la gran mayoría sea, hoy en día, "made in Xina". A pesar de todo, sigue valiendo la pena perderse entre sus callejuelas, y por tanto Jan el-Jalili es un lugar digno de verse, y en el que existen algunos puntos de interés especial. El más popular entre los visitantes es el café de Fishawi o de los espejos, que lleva abierto en forma continuada, día y noche, desde hace más de 200 años. Su interior acogedor, aunque un poco claustrofóbico, está decorado con espejos por todos lados. Allí estuvimos un rato, degustando un té con menta, y oyendo cantar, recitar, regatear........ El patio de la Mezquita Al-Hakim
Fachada de la Mezquita de Aqmar, del s. XII
La no menos impresionante mezquita de El-Ashraf Barsbey
Un detalle de una de las callejuelas de Jan el-Jalili
El café de El Fishawy o de los espejos, donde se dan cita turistas y cairotas
Viernes 3 de abril de 2015 Último día en el Cairo, y para no perder la costumbre, intenso. Hoy tocaba la visita de la impresionante Mezquita de Muhammad Alí, conocida también como la mezquita de alabastro, está situada en la parte más alta de la Ciudadela del Cairo, fortificada por Saladino entre 1176 y 1183 d. C. para protegerla de los cruzados. La Mezquita fue construida a instancias del gobernador otomano Mehmet Alí entre los años 1830 y 1848. Fue la mezquita más grande construida en la primera mitad del siglo XIX y es también la más visible de la capital egipcia por su elevada ubicación y la altura de sus minaretes. Además de la belleza de la edificación, desde su terraza se contempla una de las mejores vistas de la ciudad cairota. Tras la visita de la mezquita, nos dirijimos al llamado barrio copto. Este barrio, surcado por callejuelas estrechas, está en la parte antigua de la ciudad, y en él se encuentran diversas iglesias donde se sigui el rito cristiano ortodoxo o copto. Entre ellas, destacan la denominada "Iglesia colgante" o de Sta. Maria, del s. IV, el templo cristiano más antiguo del Cairo, la iglesia/monasterio de San Jorge, la capilla de Sta. Bárbara, o la iglesia de San Sergio, del s. V, construída sobre una cueva que, según la tradición cristiana, cobijó a la Sagrada Familia en su huída a Egipto. También en este barrio, de visita obligada, podemos ver la sinagoga Ben-Ezra, del s. VII, la más antigua de Egipto. Tras comer, a primera hora de la tarde, uno de los platos fuertes del vieje: la visita al Museo Egipcio. Este museo, ya algo anticuado (el nuevo lleva años en construcción) alberga la colección más importante del Mundo de arte del Antiguo Egipto, de todas las épocas y períodos, y se halla en el centro del Cairo, en la plaza Tahrir. Posee cerca de 140.000 objetos, aunque sólo se exhibe una pequeña parte. Destaca, cómo no !, el fabuloso tesoro de la tumba del faraón-niño Tutankamon, o las salas de las momias. Su visita puede demorarse horas y horas, dependiendo del interés que tenga cada uno en esa cultura, pero aunque no nos consideremos unos egiptólogos en potencia, su visita no deja a nadie indiferente. Una vez salimos del Museo, nos despedimos del Cairo con un paseo final por el bazar de Jan el-Jalili, hasta regresar a nuestro hotel, ya que a la mañana siguiente, sábado 4 de abril, tomaríamos nuestro vuelo de Egyptair con destino a Barcelona.
Vista de una parte de la conocida como "ciudad de los muertos"
Vista frontal de la impresionante mezquita de alabastro
Interior de la mezquita de Muhammad Alí
La iglesia de San Jorge y la iglesia colgante, en el barrio copto del Cairo
Una de las callejuelas del barrio copto, con tiendas de artesanía, librerías.....
Bajada a la cripta de la iglesia de San Sergio, donde la tradición cristiana situa el lugar en donde se refugió la Sagrada Familia en su huída a Egipto
Vista de la entrada principal del Museo Egipcio del Cairo
La famosa plaza Tahrir
Mis hijos no paraban de recibir ofertas para fotografiarse con los chicos cairotas
Las gentes del Cairo se mostraron siempre cariñosas y amables con nosotros
Nuestro último desayuno en el Mena House, con la magnífica vista desde los jardines. Un excelente colofón a nuestro viaje
Quiero agradecer sinceramente a los empleados de Karnak Travel por sus servicios, y sobre todo, a Walid, nuestro guía, por habernos demostrado que si un trabajo se hace con corazón, el resultado es que el turista, nosotros, nos sentimos como si un pariente egipcio nos hubiera enseñado su país, su casa. Quizás, nunca se sabe, regresemos a Egipto. Ya dicen aquello de que "no hay dos sin tres".
La esfinge de Guiza en versión HDR
Hasta pronto !
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Las fotos de esta crónica han sido realizadas por mi con una Olympus e-pl5 con objetivo 14-42 mm y con un Samsung Galaxy S5, por Miquel Àngel jr. con una Nikon coolpix L820, y por Oriol con una Nikon D7100 y zoom nikkor 18-200 mm Qualquier sugerencia, crítica o comentario, serán bienvenidas a mycena@telefonica.net
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