CAHUITA(del 20 al 22 / 8 / 2012) |
Por: Miquel À. Pérez-De-Gregorio i Capella
|
Imagen de la playa Blanca, entre la población de Cahuita y la punta del mismo nombre
Tras el último desayuno en Tortuguero, salimos de este fantástico parque y regresamos al río Danta, donde nos esperan para el almuerzo. Después, nos trasladamos a Río Balco, donde un representante de Adobe rent a car, nos entregará nuestro vehículo: un Hyundai Sta. Fe. A partir de este momento, nosotros seremos los únicos dueños de nuestra ruta. Desde aquí, nos dirigimos hasta Puerto Viejo de Limón, rozando la población portuaria del mismo nombre. Nada más acercarnos a la costa sur caribeña, percibimos totalmente que estamos en "otra" Costa Rica. Las montañas se han visto sustituidas por bosques costeros y playas, y la piel de la gente se ha ido haciendo más oscura. En seguida oímos acordes de música reggae y vemos peinados afro. Tras unas horas de conducción tranquila (el límite máximo de velocidad en CR es de 80 Km/h), llegamos a Puerto Viejo de Limón, tras pasar Cahuita y la Playa Negra. Puerto Viejo de Talamanca (o de Limón) es una pequeña población costera, pegada al Caribe, en donde los ticos se mezclan con los descendientes jamaicanos, y que hoy en día vive básicamente del turismo. Su atmósfera relajada, invita al descanso, aunque se halla muy cercana a la frontera panameña, siendo por ello una ruta habitual de la gente que quiere visitar la zona turística de Bocas del Toro. Entre las variadas opciones que existen en la zona para alojarse, Tierra verde nos aconsejó los Azania Bungalows. El lugar es precioso. Algo caro, eso sí, pero en unos pocos pasos estás en la Playa Cocles, un lugar "sagrado" para los surfistas, y tienes opciones de comer/cenar en chiringuitos o restaurantes de precios más adecuados. Una vez instalados, como al día siguiente tenemos un plan apretado, decidimos relajarnos en la piscina y el jacuzzi. Vista de la entrada a nuestro bungalow
Detalle de la habitación
Al día siguiente, tras el desayuno, nos recogen para llevarnos al pueblo de Cahuita. La idea es ir en bote para hacer snorkeling en la barrera coralina, y más tarde desembarcar en Punta Cahuita, tomar agua fresca y piña (deliciosa !!), y regresar a pie por el sendero hasta el pueblo, donde nos esperaba una comida criolla. En el arrecife de Cahuita, se han identificado 35 especies de corales, 140 de moluscos, 44 de crustáceos, 128 de algas y 123 de peces. En época de lluvias, el agua está algo turbia, de hecho, bastante turbia, pero eso sí, llena de vida y a muy poca profundidad, entre 2 y 10 metros nada más. El Parque Nacional fue creado en 1970. Cuenta con un área de 1.106 hectáreas en la parte terrestre, 600 hectáreas en el área de arrecife y 22.400 hectáreas en la parte marina.Como curiosidad, el parque no cobra una entrada fija, sino la que cada cual quiera dar.
Nada más llegar a Cahuita, tras recoger el equipo de snorkeling, vemos un perezoso de dos dedos (Choloepus hoffmanii), bien inmortalizado por Miquel Àngel jr.
Un banco de peces, con Lutjanus apodus, L. griseus y Haemulon sciurus.
Una especie originaria del Pacífico, e invasora en el arrecife de Cahuita: el pez león (Pterois volitans)
Una barracuda (Sphyraena barracuda), de tamaño considerable, acompañada de una catalineta (Anisotremus virginicus)
Otro nutrido banco de peces, con Lutjanus griseus y Haemulon sciurus.
Si quereis ver un vídeo de un tiburón nodriza en el arrecife de Cahuita, hacer clic aquí Tras el baño, a secarse rápido y beber agua fresca, así como una piña que, como siempre, estaba de muerte. Una vez recuperados, tocaba una caminata por el sendero principal del Parque, desde Punta Cahuita al pueblo del mismo nombre. Son comunes dentro de la fauna terrestre el mono congo, el mono carablanca, el mapache, el perezoso y el pizote, al igual que varias especies de aves de bosque pantanoso, reptiles e insectos. Veamos unas imágenes:
La araña hilo de oro (Nephila clavipes) es otra de las estampas "típicas" de la fauna costarricense. Onipresente en todo el país, es muy común en Cahuita.
Escondido entre la maleza, descubrimos un ejemplar de oropel blanca (Bothriechis schlegelii). Lo normal es encontrar ejemplares amarillos, típicos, pero en ocasiones se ven ejemplares como este, decolorados
Imagen más tipica de la oropel o bocaracá (Bothriechis schlegelii). Se trata de una especie arborícola, pequeña, pero muy venenosa. Su veneno, hemotóxico, puede llegar a causar la muerte. Por suerte, se trata de un animal tímido y de hábitos principalmente nocturnos.
Otra de las postales costarricenses, o de la selva tropical en general, es el de las hormigas cortadoras de hojas (Atta cephalotes). Estos insectos no paran de ir de aquí para allá transportado trozitos de hojas que superan en mucho su peso, para llevar "comida" al hongo que cultivan, y del que se alimentan. Todo un ejemplo de organización animal, que demuestra que la agricultura no sólo es cosa de humanos. Podéis ver un vídeo aquí
Dentro de las especies de monos que pueden verse en Costa Rica, los más fácilmente observables y descarados, son los carabalnca (Cebus capucinus). Hay que tener ciertas precauciones, ya que en ocasiones, los machos pueden comportarse de manera agresiva.
Oriol y Anna cruzando el río Perezoso.
Otro simpático habitante de los bosques costeros, es el mapache (Procyon lotor), siempre cerca de cursos de agua.
Un macho de basilisco verde (Basiliscus plumifrons).
Si bien oír a los monos congo o aulladores (Alouatta palliata), es tarea fácil, no es así verlos. En la imagen un macho en lo alto del dosel selvático.
Una hembra de mono congo
Anna, Oriol y, al fondo, Miquel À. jr., por el sendero principal del P. N. de Cahuita
Tras la caminata, nos esperaba una comida criolla. Semejante al casado (el típico plato combinado costarricense), pero con un toque picante, que le da sabro caribeño. De regreso al lodge, los chavales prefieren descansar, pero Anna y yo nos damos una vuelta por la playa Cocles, vemos a los surfistas en acción, y nos tomamos un jugo natural de frutas. Delicioso ! Más tarde, ya de noche, regresaremos para cenar con la música reggae de fondo....
Una vista general de la playa Cocles, con sus olas casi permanentes, que la hacen un paraíso del surf
¿Jamaica ? No. Costa Rica
Las acrobacias sobre las olas de algunos surfistas eran espectaculares
Una cena informal, pero sabrosa, con el sonido de fondo de las olas caribeñas y las notas de la música reggae
En esta crónica, además de este capítulo, podréis encontrar el siguiente contenido:
Dichas fotos pertenecen a sus autores respectivos y no pueden ser utilizadas sin el permiso expreso de los mismos.Cualquier sugerencia será bienvenida a mycena@telefonica.net
|